Porque pretende que los alumnos
elaboren sus propios juicios críticos ante los problemas y conflictos sociales,
personales y de relación, para que posteriormente sean capaces de adoptar,
frente a ellos, actitudes y comportamientos en valores, racional y libremente
asumidos.
De esta forma, los temas transversales contribuirán decisivamente a
formar personas autónomas, capaces de enjuiciar críticamente la realidad e
intervenir para transformarla y mejorarla, basándose en principios asumidos autónoma
y racionalmente. No obstante, dada la importancia y complejidad de estos
componentes éticos – sean valores, actitudes o normas – no pueden desligarse
del resto de las áreas, pues son los conceptos, los hechos y los procedimientos
disciplinares los que permiten analizar cualquier situación concreta desde
distintos ángulos y proponer una actuación coherente y útil en relación con los
valores que se plantean
Los valores, normas y actitudes que se plantean en los distintos ámbitos
de la transversalidad tienen entre sí una relación profunda, ya que todos ellos
apelan a principios universales y fundamentales, como son la igualdad (en
contradicción con cualquier tipo de discriminación y dominación), la
solidaridad (frente a las distintas formas de explotación y de egoísmo), la justicia
(contraria a situaciones de desprecio de derechos individuales y colectivos),
la libertad (como situación que supera cualquier modo de esclavitud y de falta
de reconocimiento del ámbito propio de decisión) y la salud (enfrentada a la
desvalorización del propio cuerpo y del bienestar general) (Henríquez, C. & Reyes, J. 2008).
Bibliografía
Henríquez, C., &
Reyes, J. (2008). La transversalidad: Un reto para la Educación primaria y
secundaria.
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